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17 ”Era tan singular tu belleza
que te volviste muy orgulloso.
¡Tu orgullo y tu hermosura
te hicieron perder la cabeza!
Por eso te arrojé al suelo
y en presencia de los reyes
te hice quedar en ridículo.
18-19 ¡Fueron tantos tus pecados,
y tan sucios tus negocios
que ni tus templos respetaste!

”Por eso hice que de tu interior
brotara un fuego que te quemara.
Las naciones que te conocían,
y que antes te admiraban,
hoy se quedan impresionadas
al verte por el suelo,
convertido ya en cenizas.
¡Eres motivo de espanto
porque has dejado de existir!”»

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